Cuando llega un bebé a la familia aparecen bastantes dudas respecto a su alimentación, sobre todo cuando se comienzan a introducir los alimentos.
Hasta los 6 meses de vida todos sabemos más o menos que el bebé tiene que alimentarse de leche materna o en su defecto de fórmulas lácteas. Pero a partir de aquí, cuando hay que comenzar a dar otros alimentos complementarios (y recuerdo, nunca antes de los 6 meses), la cosa se complica un poco.
Surgen las dudas sobre qué alimento es mejor introducir primero, si triturado o en trocitos, si el gluten es mejor retrasarlo por el tema de las alergias…
Pues bien, como ya te he comentado en alguna ocasión, el orden de introducción de los alimentos no es relevante. No importa qué alimentos introduzcas primero. Ni siquiera tienes que preocuparte por los alimentos más alergénicos o que provocan algún tipo de intolerancia, ya que se ha visto que no hay mayor riesgo de alergia o intolerancia por introducirlos antes. Por supuesto, los alimentos hay que irlos introduciendo de uno en uno y dejando un tiempo hasta introducir otro nuevo, para ver si causa alguna reacción alérgica.
Sin embargo, sí que hay ciertos alimentos con los que se debe tener cuidado y no introducirlos mínimo hasta el año de vida, algunos de ellos incluso más adelante. Te cuento cuales son y por qué no deberías dárselos a tu bebé.
No se deben introducir hasta los diez años (anteriormente se recomendaba sólo hasta los 3, pero a fecha de 2019 la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición ha ampliado la edad), ya que son peces muy grandes que acumulan altas cantidades de mercurio por la contaminación del agua (que, por cierto, ya podríamos aplicarnos en esto), metal pesado que puede provocar problemas en el desarrollo neuronal del bebé. A partir de los 10 años sólo se recomiendan unos 120g al mes de estos pescados, y también se debe evitar consumir en mujeres embarazadas.
Estos alimentos contienen cadmio, otro metal pesado que puede provocar problemas renales y desmineralización de huesos, por lo que se desaconsejan durante toda la infancia.
Contienen nitratos, que en nuestro cuerpo pasan a nitritos, y en los bebés si se acumulan en altas cantidades pueden causarle problemas. Por esta razón, no deben incluirse antes del primer año de vida, o incluirlas en cantidades muy pequeñitas (no más del 20% del plato).
No se deben consumir antes de los 6 años, ya que este plomo se queda en el animal y los niños no pueden eliminarlo totalmente, teniendo efectos perjudiciales sobre su salud.
La miel puede contener toxina botulínica, por lo que aumenta el riesgo de padecer botulismo, enfermedad muy grave. Por esta razón se desaconseja su consumo mínimo hasta el año de edad, aunque yo te dejo en el aire si es necesario su consumo, ni antes ni después…
Es muy común que se les de manzanilla con anís a los bebés cuando tienen gases o están estreñidos. Sin embargo, las infusiones no deben darse antes del año al bebé, por el mismo motivo que la miel.
Estos alimentos están desaconsejados en el bebé y en niños pequeños porque tienen una cantidad de arsénico importante que se acumula en el bebé, pudiendo causarle serios problemas de salud. El arroz en otras preparaciones no parece ser peligroso, pero sí deben evitarse las bebidas y las tortitas elaboradas con este cereal por la gran cantidad de arsénico.
El café, el té, el cacao…contienen altos niveles de cafeína y no son recomendables en bebés y niños por ser excitantes.
El consumo de algas se está extendiendo mucho entre la población. Pero en el caso de los niños se recomienda que no se consuman en toda la infancia, debido a la gran cantidad de yodo que contienen, que podría provocar problemas tiroideos en los niños (en adultos debe ser un alimento de consumo ocasional).
Sí, sí, has leído bien. Cualquier alimento, salvo las fórmulas lácteas en caso de que no pueda darse lactancia materna, que nos diga “especial niños”, “mi primer…” o algo por el estilo que dé a entender que es para niños o bebés no debemos dárselo a nuestros hijos.
No hace mucho que escribí sobre estos alimentos, por lo que no quiero extenderme en este tema, pero estos alimentos no son nada recomendables para los niños, así que no te gastes el dinero en tonterías y cómprales comida de verdad, que es más barata y mucho más sana.
Bueno, ¿qué decir del azúcar que no te haya contado ya? No es recomendable ningún alimento que lleve azúcares añadidos, ni para el bebé, ni cuando crecen, ni para los adultos. Y con alimentos azucarados me refiero a cualquier tipo de dulces, bollería, galletas, batidos, zumos (tampoco los naturales), yogures de sabores y otros muchos alimentos procesados.
No debe darse sal hasta el año de edad, y a partir de entonces darla yodada y en pequeñitas cantidades.
Por supuesto, hasta el año el bebé no debería tomar ningún lácteo que no sea la leche materna o en su defecto la fórmula láctea, ya que su organismo no está totalmente desarrollado y puede provocarles problemas de alergias o intolerancias. A partir del año se pueden empezar a introducir los lácteos, pero mejor enteros que desnatados, ya que la grasa que aportan no es perjudicial y a estas edades los niños necesitan mayor cantidad de grasa que los adultos. No obstante, recalcaría que los lácteos desnatados tampoco son necesarios en adultos, ya que quitarle la grasa a la leche no aporta ningún beneficio extra para la salud, ni siquiera en la pérdida de peso.
Ya sabes, teniendo en cuenta estos alimentos y cualquier otro que pueda provocar atragantamiento en el bebé (frutos secos enteros, uvas enteras, aceitunas enteras…) no debes preocuparte por qué alimentos dar a partir de los 6 meses.
Y recuerda: Siempre alimentos reales, nada de procesados.
¡Hasta pronto!
* Actualizada en noviembre de 2019 con las nuevas recomendaciones sobre el consumo de pescados por su contenido en mercurio de la AESAN y para añadir alguna información nueva.