Puede que te suene el título de esta entrada. Se trata del lema elegido para celebrar el Día Mundial de la Alimentación, que es el próximo domingo, 16 de octubre.
Este día se celebra para concienciar a la población del problema alimentario que hay en el mundo, y para luchar contra la desnutrición y el hambre.
Por eso me parece tan acertado el tema de este año, porque cada vez, con los cambios que estamos sufriendo de clima, las condiciones empeoran para la agricultura y en consecuencia para la alimentación.
Pueden tomarse muchas medidas para revertir esta situación. Tanto desde los órganos de gobierno, como los agricultores, ganaderos y pescadores, desde los centros de restauración, las empresas y los propios consumidores.
Hoy quiero centrarme en las medidas que tú puedes adoptar como consumidor. Créeme, puedes hacer más de lo que piensas, es fácil. Aquí van algunas:
Ya lo he comentado en alguna ocasión. Debemos fomentar el consumo de alimentos que procedan de nuestra zona y que sean de temporada. Así evitamos la contaminación por el transporte de estos alimentos lejanos.
Además, al fomentar el consumo de alimentos locales ayudamos a que los agricultores y ganaderos de nuestra zona vendan sus productos y conseguimos que no tengan que abandonar su labor. No compres alimentos que vengan de la otra parte del mundo.
Te habrán dicho ya mil veces lo importante que es reciclar, pero puede que aún no lo estés haciendo. Me dan igual las excusas. Si quieres puedes, y todos estamos en la obligación moral de hacerlo.
Genera la menor basura posible. Esto se consigue comprando alimentos que no vengan envasados, o que su envase sea menos contaminante o pueda reutilizarse. Para eso, lleva tus propias bolsas para la compra, no compres alimentos que ya vienen en bandejas, intenta que los envases sean de vidrio o papel, evita los plásticos, reutiliza los envases de cristal…
Pero a pesar de generar poca basura, normalmente vamos a tener algunos envases o embalajes. Recíclalos. No los eches con la basura orgánica. No es tan difícil y puedes ayudar mucho al planeta.
Por supuesto, no tires basura en calles, playas, bosques o parques. Esto cada vez genera más incendios, pérdidas de especies animales y vegetales, etc.
La producción de carne genera residuos, contamina y consume mucha energía. Ya os lo conté aquí.
Por eso, limita el consumo de alimentos de origen animal (carnes, pescados, huevos, lácteos…). No te estoy diciendo que te hagas vegano si no quieres (no puedo pedírtelo cuando yo tampoco lo soy), pero reduce el consumo de estos alimentos (eso sí que lo hago). Sustitúyelos por alimentos vegetales, que además de ser más saludables necesitan mucha menos energía para producirse y ayudan a la sostenibilidad del planeta.
No compres lo que no vayas a comer. Si sabes que un alimento no vas a poder gastarlo antes de que caduque (ojo, la fecha de consumo preferente no indica que esté caducado, no los tires) no lo compres o compra en menor cantidad.
Para conseguirlo planifica las comidas semanales y ve a comprar con una lista de la compra. Así sólo comprarás lo que necesitas y vas a consumir. Más vale un paseo de más a la tienda que tirar comida porque esté mala.
Si sobra comida del día anterior no la tires. Gástala al día siguiente o úsala para una nueva elaboración.
Si vas a un restaurante y te sobra comida, pide que te la pongan para llevar. Lo ideal es pedir comida que sabes que puedes comerte. Mejor tener que pedir de segundas que hacer que sobre por pedir demasiado.
Pero hay veces que no conocemos las cantidades que nos van a poner y cuando lo vemos es demasiado. Pide que te pongan lo que ha sobrado para llevar, así podrás gastarla en otro momento y evitarás que la tiren. No pienses que eso queda mal y por vergüenza no lo hagas, los restaurantes deben tener esa opción y cada día la usamos más.
Por cierto, a los restaurantes: deberíais mirar el tema de las cantidades de los platos e informar cuando creáis que la gente ha pedido mucha comida para evitar esto. Ahí lo dejo…
Sí, has entendido bien.
Las frutas y verduras que tienen peor vista suelen ser ecológicas, o al menos tratadas con los menos productos posible. En cambio, las que son bonitas y brillantes las han “diseñado” así porque los consumidores somos muy exquisitos, y queremos comprar comida bonita. Lo que quizá no sabes es que las que son feas posiblemente tengan más sabor.
Nuestras exigencias de que las frutas y verduras sean bonitas hacen que todas las que tengan alguna tara se tiren, aunque sean totalmente aptas para el consumo. No lo permitas, cómpralas.
Estas son algunas de las recomendaciones. Pero como ciudadanos todos podemos tomar medidas para ahorrar agua y energía, apostar por las energías renovables, contaminar menos usando el transporte público, andando o en bicicleta (que además nos vendrá bien para la salud) y educar y dar ejemplo de todo esto, para que todos los demás se vayan sumando a estas iniciativas.
Te animo a que amplíes la lista de recomendaciones. Deja tu comentario diciendo qué podemos hacer como consumidores para revertir la escasez de alimentos y el cambio climático.
¡Hasta pronto!
3 Comments
[…] riesgo climático: “o construimos un futuro para todos o no lo habrá para nadie” y que el clima está cambiando. Es lógico que se busque promover el valor de las legumbres en este aspecto: concienciar sobre su […]
Hola, Irina, está claro que todo cambia muy rápido. Lo que sí es necesario que te haya una buena educación que nos lleve a un equilibrio tanto personal como en nuestra comunidad. Felicicdades por el artículo.
Hola Alma. Totalmente de acuerdo 🙂 Muchas gracias por tu comentario