El martes 17 de mayo fue el Día Mundial de la Hipertensión arterial, enfermedad que afecta actualmente a muchas personas y cada vez se presenta a edades más tempranas, debido en gran parte a los malos hábitos de vida que llevamos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) más de uno de cada cinco adultos en el mundo tiene la tensión arterial elevada, lo que causa aproximadamente la mitad de todas las muertes (unos 9.4 millones) por accidente cerebrovascular o cardiopatía. Ahí lo dejo para reflexionar.
Posiblemente conozcas a alguien con esta enfermedad viendo las estadísticas o al menos sepas de qué se trata. Por eso, no quiero centrarme en qué es, como detectarla o los peligros que conlleva, puedes leer toda esta información aquí. Prefiero centrarme más en cómo prevenirla y tratarla desde el punto de vista nutricional y hábitos saludables, ya que como sabes, hay muchas enfermedades que pueden tratarse o prevenirse mediante la nutrición y esta es una de ellas.
Sabrás que la hipertensión arterial está relacionada en parte con el sodio, que está presente en muchos alimentos, pero el que nos viene principalmente a la cabeza es la sal.
Por eso, lo primero que nos dicen cuando tenemos la tensión alta es: no tomes sal ¿verdad?
Pues tienes que saber que no sólo las personas hipertensas deberían controlar el consumo de sal, ya que nuestro consumo (el de la población general, no sólo las personas con hipertensión) de esta sustancia está muy por encima de las recomendaciones, por lo que todos deberíamos estar pendientes para no pasarse. Tú también, aunque tu tensión esté correcta.
El problema es que la mayor parte de sal que consumimos no viene de la que añadimos directamente en el plato o al cocinar, sino que hay muchísimos alimentos que contienen grandes cantidades de sodio y que no tenemos en cuenta:
Como puedes ver, en general son alimentos que realmente no deberíamos tomar nadie, tengamos o no hipertensión. Pues si no teníamos suficientes razones para no tomarlos ya hay una más.
Seguro que algunos de ellos no te esperabas que estuviesen en esta lista ¿verdad? Porque por ejemplo los dulces no sueles esperar que vayan a contener sal…
Por eso es tan importante que antes de comprar un alimento nos fijemos bien en su etiquetado, para que veamos los ingredientes que contiene y las cantidades. Debemos fijarnos muy bien en que en los ingredientes no aparezca la sal, el sodio o algunos derivados del sodio, como glutamato monosódico, bicarbonato de sodio…
Además esto se complica un poco, ya que el sodio no sólo está presente en los alimentos, sino que también forma parte de algunos medicamentos tan comunes como el ibuprofeno o el paracetamol y la aspirina efervescentes. Por tanto, si padeces tenlo en cuenta a la hora de tomar cualquier medicamento.
Pero la cosa no queda sólo en el sodio, sino que hay otra serie de medidas relacionadas con la alimentación y con el estilo de vida que simplemente modificando un poco nuestro hábitos nos ayudarán a prevenir esta enfermedad o a ayudar a mejorarla si ya la padecemos.
Respecto a la alimentación, es tan fácil como eliminar de nuestra dieta los alimentos que he mencionado antes. En el caso del pan por ejemplo, si tienes hipertensión y te gusta el pan, tómalo sin sal, ya que aunque la tendencia sea a bajar cada vez más la cantidad de sal que le añaden sigue conteniéndola. El resto, deben ser medidas que todos debemos de seguir: basar nuestra alimentación en frutas y verduras principalmente, cereales integrales, legumbres y frutos secos, y consumir (si los consumes) carnes blancas, pescado, huevos y lácteos de calidad de forma alternada. No abusar de las carnes rojas y usar grasas saludables en nuestra alimentación.
Además es muy importante dejar de fumar si eres fumador/a, hacer ejercicio físico, no tomar alcohol, evitar el estrés y mantener un peso saludable, ya que la obesidad y el sobrepeso hacen que sea más fácil desarrollar esta enfermedad.
Llevo diciéndolo mucho tiempo, no hay más misterio para reducir el riesgo de padecer ciertas enfermedades o mejorarlas. Come sano, muévete y sigue un estilo de vida saludable.
Lógicamente como en cualquier enfermedad, hay que estudiar individualmente cada caso y dar unas pautas adaptadas a cada persona, pero estas recomendaciones son básicas para las personas que tengan hipertensión arterial, y como ya has visto para cualquier persona que quiera estar sana.
Parece que no es tan difícil ¿no?
¡Hasta la próxima!