Enero es el mes en el que muchos, con los propósitos de año nuevo, se ponen a dieta. Y por desgracia, como el propósito no está bien planteado y muchos lo hacen porque “es lo que toca” al final fracasan y vuelven a comer igual de mal a las pocas semanas.
Pero si “ponerse a dieta” en los adultos (entendiendo lo que hoy día entendemos como dieta, no cuidarse y comer sano, sino pechuga y lechuga, dietas restrictivas, etc.) es inútil, absurdo y peligroso, cuando ponemos a dieta a los niños es aún más peligroso.
Los niveles de obesidad infantil en España son cada vez más elevados, y esto es muy preocupante, ya que muchos niños morirán muy jóvenes o vivirán con una pésima calidad de vida si seguimos así, por culpa de todas las enfermedades causadas por una mala alimentación y asociadas también a la obesidad. Todo esto lo está provocando la cantidad de productos ultraprocesados que los niños ingieren a diario, el sedentarismo, el “déjalo que coma, es un niño”, etc.
Sin embargo, a pesar del exceso de peso de una gran parte de nuestros niños, la idea de ponerles a dieta para que bajen peso nunca se nos debería pasar por la cabeza. Y no estoy diciendo que los dejemos sin hacer nada. Lo que quiero decir es que nunca debemos poner a los niños una dieta baja en calorías, una dieta restrictiva…vamos, eso que los adultos hacemos cuando no entramos en la ropa de la boda del mes que viene.
Estas dietas restrictivas, muchas veces pautadas incluso por médicos y endocrinos (una de las cuales sufrí en mi adolescencia), son perjudiciales para los niños, ya que están en una etapa de desarrollo y crecimiento en la que necesitan unas cantidades de nutrientes específicas. Si siguen dietas restrictivas posiblemente no les estemos aportando toda la energía que necesitan para su crecimiento, lo cual puede perjudicarles. Además, si no llegan a cubrir los requerimientos de nutrientes pueden sufrir unos déficits que tengan consecuencias en su salud, en algunos casos para toda la vida.
Otra consecuencia de estas dietas en niños y adolescentes es que de la noche a la mañana se le cambia totalmente la alimentación, imponiéndole unos alimentos que quizá nunca hayan probado y ahora les toca comer a diario, lo cual les genera en muchas ocasiones rechazo y aborrecen ciertos alimentos como verduras y frutas. Eso sin olvidar que no estamos cambiando sus hábitos, les estamos imponiendo algo que va a durar un tiempo y que estoy segura de que no van a mantener.
A estas edades no tienen que perder peso, porque están creciendo y el crecimiento implica un aumento de peso por todos los tejidos que se están formando. Lo que tenemos que conseguir es que modifiquen sus hábitos y adquieran otros más saludables que hagan que conforme vayan creciendo mejore su calidad de vida, que como consecuencia tendrá el conseguir ese peso saludable, con poca grasa corporal y una correcta masa muscular y ósea. Y todo esto no se consigue con una dieta, se consigue enseñándoles a comer sano, qué alimentos son mejores y cuáles no deben formar parte de su alimentación, fomentando el ejercicio físico, haciéndoles que prueben frutas y verduras si antes no las tomaban… ¡ah! Y dando ejemplo, que no debemos olvidar que si los padres no comen bien no podemos pedirle a los hijos que lo hagan. Os recuerdo que los hijos deben comer igual que el resto de la familia, no pueden ponerle un plato diferente al hermano con sobrepeso mientras el hermano delgado se toma un paquete de salchichas con kétchup y patatas fritas. Todos debemos comer sano, independientemente de nuestro peso, que no deja de ser una consecuencia más de los malos hábitos, pero no la única, ya que una persona con malos hábitos puede estar enferma aunque esté delgada.
Si necesitas mejorar la alimentación de tus hijos no recurras a restricciones absurdas ni a personas que no están cualificadas para tratarles y les dan una dieta igual para todos y en muchas ocasiones absurda. Acude a un dietista-nutricionista, que podemos ayudarte a mejorar esos hábitos de tus hijos y también los tuyos. Recuerda que estamos hablando de salud y que igual que para otros temas de salud vamos al médico especializado en ese tema concreto, para tratar la parte alimentaria estamos los dietistas-nutricionistas, no vale cualquiera.
Si crees que puedo ayudarte con vuestra alimentación contacta conmigo y te informaré de cómo trabajo.
¿Comen sano tus hijos? ¿Y tú? Cuéntamelo en los comentarios
¡Hasta pronto!