Sí, ya sé que te he hablado ya en varias ocasiones del azúcar. En concreto te hablé de que no vale poner de excusa a los hijos para tomar azúcar y te di varias alternativas.
Sin embargo, hoy quiero tratar de nuevo este tema porque siguen preguntándomelo todos los días y parece que no se termina de entender que el azúcar no es bueno para la salud. ¿Y el azúcar moreno? ¿Y la panela? ¿Y el sirope?… La respuesta corta es que siguen siendo azúcar, así que no, no hay ninguna mejor. Lógicamente querrás saber por qué digo que no hay que tomar azúcar, de ningún tipo, así que te lo explico.
Como ya he dicho no. Sigue siendo azúcar. Con el azúcar moreno tenemos el error de creer que ocurre como con los cereales integrales, que se les ha mantenido la cascarilla y por tanto tiene más vitaminas, minerales, fibra, etc. Sin embargo, el azúcar no es un cereal y por tanto no debemos compararlo con ellos.
El azúcar se obtiene, siendo muy básica en la explicación, de infusionar la caña de azúcar o la remolacha, dejar evaporar esa agua para que cristalice y una pequeña cantidad no llega a cristalizar, sino que carameliza formando lo que llamamos melaza. La única diferencia en este proceso entre el azúcar blanco y el azúcar moreno es que en esta última se mantiene una parte de esa melaza.
En cuanto al punto de vista nutricional la melaza contiene una pequeña cantidad de vitaminas y minerales, pero esta cantidad es escasísima, y no revierte los efectos perjudiciales de la gran cantidad de azúcar que seguimos consumiendo. Así que no tiene ningún sentido consumir azúcar moreno pensando que es de mejor calidad.
Podéis profundizar más sobre el proceso de elaboración del azúcar en este artículo.
Están ahora muy de moda el sirope de agave, el sirope de arce…que nos venden como los sustitutos saludables del azúcar.
Sin embargo, al igual que el azúcar no nos aportan nada más que calorías y ningún nutriente interesante.
A diferencia del azúcar, los siropes tienen una cantidad más elevada de agua en su composición y como el azúcar moreno algunas vitaminas y minerales. Pero como ocurría con las otras dos la cantidad de nutrientes es insignificante y la excesiva cantidad de azúcar produce en nuestro organismo una respuesta metabólica prácticamente igual que el azúcar, relacionándose su consumo igualmente con enfermedades como diabetes tipo II, obesidad, enfermedades hepáticas…
Ocurre igual que en el caso de los siropes, tienen más agua en su composición y algunas vitaminas y minerales, pero de nuevo en una cantidad insignificante para recomendar su consumo. Y esto es si hablamos de miel cruda, de la que compramos directamente del panal (como yo digo, que te encuentras incluso alguna patita de abeja en el tarro). Si hablamos de la miel que podemos encontrar mayoritariamente en supermercados lo más probable es que haya sido totalmente procesada y no sea más que azúcar y agua.
No entiendo por qué intentamos justificar nuestro consumo de este tipo de endulzantes en que nos aporten determinados nutrientes. ¿Por qué buscamos nutrientes en ínfimas cantidades en el azúcar o derivados cuando los tenemos a espuertas en frutas y verduras?
Ya hemos visto que todos los sustitutos anteriores no son buena opción. Pero, ¿qué pasa con los edulcorantes?
Como ya sabrás los edulcorantes al contrario que el azúcar y demás sustitutos no aportan calorías. Esta es la razón por lo que se consumen pensando que no nos engordan y por tanto son mejor opción.
Hasta ahí es cierto, pero esto no quiere decir que sólo por eso sean una buena opción.
Seguro que también has oído sobre los edulcorantes que son cancerígeno. Esto tampoco es cierto, ya que las cantidades que podrían causar algún riesgo en personas son desorbitadas y nadie llega a alcanzarlas por muchos edulcorantes que consuma.
Sin embargo, aunque en este sentido son seguros, tampoco se les puede catalogar de saludables, ya que sí que tienen ciertos efectos en nuestro organismo.
Para empezar, algo que no debemos olvidar es que al tomar edulcorantes vamos a seguir enmascarando el sabor de los alimentos y vamos a seguir dependiendo y buscando ese sabor dulce. ¿Tanto trabajo nos cuesta entender que hay que acostumbrarse al sabor real de los alimentos?
Además, se ha visto que los edulcorantes son tan adictivos como el azúcar y que aparte nos dan una sensación de confianza que hace que comamos más cantidad a lo largo del día, ya que pensamos que como estamos comiendo menos calorías al sustituir el azúcar por edulcorantes no pasa nada si comemos un poquito más en la siguiente comida.
Finalmente hay que destacar que los edulcorantes alteran nuestra microbiota intestinal, esas bacterias buenas que se encargan de muchos procesos en nuestra digestión y absorción de nutrientes. Y uno de los efectos que se ha visto es que debido a esto aumentan el apetito y por tanto habrá una mayor ingesta de alimentos, provocando así obesidad.
Quién iba a decir que unas sustancias que no tienen calorías puedan provocar obesidad ¿verdad?
Pues como ya ves, no hay ningún tipo de azúcar ni de edulcorante que sea un buen sustituto del azúcar. Como he dicho al principio ni el azúcar ni los sustitutos tienen los múltiples beneficios que se les atribuye.
Vuelvo a decirte que dejes de enmascarar los alimentos con azúcar o similares y aprendas a qué saben realmente. Si te gustan bien, y si no, no los tomes. Así de simple.
Te aseguro que cuando te hayas quitado esa necesidad del sabor dulce muchos de los alimentos que no te gustaban sin añadir azúcar empezarán a gustarte.
Actualización: Aquí te dejo un video en el que te hablo sobre este tema
Y si necesitas ayuda para reducir estos azúcares y edulcorantes, recuerda que puedo ayudarte de forma personalizada
¡Hasta pronto!